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Los secretos de la Lavanda

Atrae la buena suerte, el éxito y aleja las malas influencias.

La lavanda es una hierba mediterránea, y se asocia a la idea de limpieza desde que los romanos comenzaron a utilizarla en sus baños. De hecho, el nombre proviene del latín lavandus, que significa “para lavar”. Según cuenta una leyenda cristiana, la lavanda originariamente no tenía olor, pero desde que la Virgen María secó los pañales del Niño Jesús sobre las hojas de esta planta, ésta ganó un perfume celestial.
 
El poder energético de la lavanda
La lavanda es muy conocida en el mundo de la aromaterapia, perfumería y cosmética. A su exquisito aroma se suman importantes propiedades curativas como calmante, restauradora, purificadora y sanadora. Por esta razón, es muy utilizada en tratamientos de ansiedad, actuando como un relajante natural y por sus propiedades hipnóticas es muy usada como inductora de sueño.

Esta planta otorga bienestar anímico y energético. Aleja miedos, inseguridades y estimula la mente. También es la más efectiva en la relajación de las ondas cerebrales y ayuda a reducir el estrés.
Sus estímulos aromáticos generan una presencia armonizadora. Luego de un día agitado podemos utilizar los baños aromáticos con esta fragancia. Su aroma dulce, floral y vegetal liberará las tensiones del día, especialmente si el ambiente, ya sea de la casa o laboral, está muy sobrecargado.
La lavanda se puede cultivar a partir de semillas que se plantan durante el otoño en las zonas de clima suave y en los primeros meses de la primavera en las zonas más frías.
Muy resistente, necesita mucha luz y sol directo, aunque en invierno soporta bien las heladas. Crece sin problemas en macetas y jardineras, por lo tanto hay que aprovechar para cultivarla en casa, ya que con mucho o poco espacio es posible tenerla cerca y a mano para poder aprovechar en todo momento de sus innumerables propiedades.